sábado, 29 de diciembre de 2012

CAPITULO 34. REGRESO MARISELA.


Bárbara: He decidido irme por un buen tiempo con mis hijos para Tampico.
Cecilia: ¿Por qué tan lejos?
Bárbara: Quiero conocer lugares nuevos y estar bien alejada de Santos y de tantos problemas.
Cecilia: Me parece bien, pero no deberías huir sino afrontar la realidad.
Bárbara: Ya no puedo más Cecilia, estoy cansada de esta lucha, solo quiero disfrutar la vida al lado de mis angelitos, compartir su niñez y sobre todo brindarles el amor y la seguridad que yo no tuve.
Cecilia no sabe que decir, las palabras de Bárbara la conmueven.
Cecilia: ¿Y cuando tienes pensado irte?
Bárbara: Lo más pronto que se pueda, pero primero quiero divorciarme de Santos.
Cecilia: Respeto tu decisión, pero ¿Por qué te quieres divorciar?
Bárbara: Para serte sincera no sé lo que siento por Santos y aun no se me olvida todo lo que me hizo sufrir antes del accidente.
De pronto llaman a la puerta.

Marisela: ¿Puedo pasar?
Cecilia: Claro que sí.
Marisela: Mamá que alegría me da verte.- dice abrazándola.
Bárbara: ¿Por qué andabas tan perdida? ya te echaba de menos.
Marisela: Eso no importa, ya estoy aquí.
Bárbara recuerda cuando Santos le dice que la única que lo ayudo a salir de esa melancolía fue Marisela.
Bárbara: Marisela... yo sé que estuviste con Santos en este tiempo, ¿Porque nunca me dijiste que él estaba vivo? - Marisela empalidece.
Marisela: Pues porque... - Casilda y las terneras entras y salvan a Marisela de contestar la pregunta de Bárbara.- Casilda, Terneras cuanto tiempo, me hicieron mucha falta.
Casilda: Y usted a nosotras niña Marisela.
Bárbara: Yo las dejo para que platiquen, tengo un asunto pendiente en la Jefatura.- dice saliendo y tomando la camioneta hacia el pueblo.
Cuando llega todo el pueblo comienza a murmurar cosas sobre lo acontecido en la mañana. 
Bárbara: Partida de chismosos ya dejen de hablar de mi vida.- dice tomando su revólver y dando un tiro al aire para asustarlos.
Todo el pueblo se queda en absoluto silencio después de aquella escena.
Santos llega al miedo y en el jardín se encuentra con Marisela.
Marisela: ¡Santitos! - dice tirándose a sus brazos.
Santos: ¿Qué haces aquí?

Marisela: Vine por ti mi vida.- le da un beso el cual no es correspondido por Santos.
Santos: Marisela tenemos que hablar.
Marisela: Ahora no estoy muy cansada, tal vez mas tarde.
Santos: Esta bien.
Bárbara entra a la Jefatura.
Bárbara: Pernalete necesito un favor.
Pernalete: Dígame doña.
Bárbara: Quiero que Mujica redacte un documento para divorciarme de Santos Luzardo.
Pernalete: Claro que si Doña, pero esto tarda varios meses, tenemos que llamar a Santos y...
Bárbara: ¡LO QUIERO YA! - Dice apuntándole con su revólver.
Pernalete: Cálmese Doña.- dice completamente temblando.
Bárbara: Ese papel debe estar listo para la próxima semana o sino por aquí abra un muerto.- dice saliendo con una sarcástica sonrisa.
Llega la noche.
Marisela se encuentra en su recamara andando de un lado para otro.
Marisela: Maldita sea, tengo que hacer algo para que Santos no regrese con Bárbara, pero ¿Qué?

Bárbara se encontraba en la habitación de Laión tratándolo de dormir.
Bárbara: Mi nene ¿Por qué andas tan desvelado?
Laión: Papá.- dice señalando la puerta.
Santos: Campeón ven acá.- lo alza y comienza a jugar con él.
Bárbara: Bueno pues me voy a dormir.- le da un beso a Laión y se dirige a la puerta.
Santos: No te vayas, comparte con nosotros un rato como una familia.
Bárbara: Nosotros no somos una familia Santos, hazte la idea que tú y yo no somos nada.- dice duramente saliendo de la recamara.
Cuando llega a su cuarto no puede evitar que una lágrima salga. Toma a sus pequeños y los arrulla para que se duerman.
1 Semana Después...
Fue una semana muy tranquila. Marisela tenía un gran plan para alejar a Bárbara de Santos y lo llevaría a cabo hoy mismo. Marisela se encontraba en la poza de los suspiros completamente desnuda, por detrás unos ojos la espiaban. Ella nota algo raro.
Marisela: Sal quien quiera que seas.
Asdrúbal: Lo siento señorita Marisela, no pude evitar observarla.
Marisela: No te preocupes.- se le ocurre algo y lentamente sale del agua acercándose peligrosamente a Asdrúbal. ¿Y qué haces por estos lados?
Asdrúbal: Me gusta mucho este lugar y mira que belleza me encontré, eres igual a tu madre.
Marisela: Ya me lo han dicho.- lentamente se acerca a sus labios y lo besa apasionadamente.
Asdrúbal no se resiste y le corresponde a cada beso y caricia. Pasan una mañana apasionada dentro la poza.
Bárbara se encontraba en el jardín con Joselyn cuando Santos llega.

Santos: Hola.
Bárbara: Hola.
Santos: Bárbara, ¿Me aceptas una invitación a cenar?
Bárbara: Esta bien, ¿Te parece a las 7?
Santos: Claro, entonces nos vemos en la noche.
Bárbara: Vale.
Bárbara tenía buen ánimo en este día, estaba sensible y no tenía intenciones de negarse a las invitaciones de Santos.
Marisela se entera de aquella cena y cambia todo. Genoveva se encuentra con Marisela.
Marisela: Geno me haces un favor, puedes entregarle esta nota a Santos.
Genoveva: Claro que si Marisela.
Genoveva le entrega la nota a Santos, la cual dice lo siguiente:
 Santos, cambio de planes veámonos en Altamira a las 6:30.
                                                                                                   Bárbara.
Bárbara encuentra una pequeña nota sobre su cama.
Bárbara, la cena será en Altamira a las 7. Te espero ansioso, te tengo una gran sorpresa.
                                       Santos.



CAPITULO 33. APARICIONES, PELEAS Y DECISIONES


Bárbara: Yo... - Sentía una enorme duda sobre el gran paso que daría al contestar a aquella pregunta, ¿Qué haría?, por un lado amaba a Andrés de una forma tierna y dulce, pero el recuerdo de Santos yacía en su corazón, tantas noches de locura y pasión persistían en este cruel y frió presente, aunque el amor por Santos debió morir el día que el partió de su vida.- Acep...

Santos: ¡BÁRBARA NOO! - Grita con la esperanza de acabar con este acontecimiento.
Bárbara voltea a ver al escuchar el sonoro grito de esa voz tan familiar, al igual que Bárbara toda la gente voltea a ver la aparición de Santos Luzardo.
Bárbara: ¿Santos? ... Dios mío, pero si tu estas muerto.
Todo el pueblo esta aterrado al ver allí parado a Santos. Cecilia lo único que se le ocurre es abrazarlo.
Santos: Tía.
Cecilia: Santos, ¿Dónde te habías metido?
Santos: Mas Tarde habrá tiempo para platicar.- dice acercándose rápidamente a Bárbara.- No puedes casarte con el mi Bárbara.
Bárbara se siente muy confundida, los sentimientos por Santos ya no son como antes, una lágrima recorre su rostro y como alma que lleva el diablo abandona la iglesia. Todos hablan sobre el suceso ocurrido, Bárbara, Santos y Andrés en este momento andan en boca de todo el pueblo.
Bárbara se dirige al Miedo, donde se pone ropa cómoda y toma su caballo para ir al cementerio. Ya allí se arrodilla frente a la tumba de su querida viejita Eustaquia, la única que la cuido luego de esa horrible tragedia, prácticamente era su madre.
Bárbara: Mi viejita, ¿Por qué te fuiste y me dejaste sola? , te necesito, tú eras la única que me daba sabios consejos.- le pone una rosa blanca, mientras de su rostro caen algunas lágrimas.- Vieja ayúdame, ¿Qué debo hacer en este momento? , me siento vacía, he pensado en Santos este tiempo, pero al verlo no sentí nada, solo ganas de huir.
Santos sale en busca de Bárbara, tienen mucho de que platicar, de sus hijos y en especial aclarar sus sentimientos. La busca en todas partes, hasta debajo de las piedras, pero no la encuentra.
Al cabo de unas horas Bárbara se encuentra parada en medio del llano, cuando por detrás alguien la toma del rostro y le planta un beso. 

Por un momento ella le corresponde, hasta que reacciona y lo empuja.
Bárbara: ¿Con que derecho me besas Santos?- dice con mucho coraje.
Santos: Necesitaba sentir tus labios.
Bárbara: Eres un canalla, Me hiciste sufrir con tu supuesta muerte infeliz.- dice golpeándolo en el pecho, mientras se altera un poco.
Santos: Yo nunca quise lastimarte, eres mi vida Bárbara, a mí me secuestraron por un tiempo y luego me dijeron que tú y mis hijos estaban muertos!, entre en una gran depresión de la cual solo Marisela pudo sacarme.
Bárbara: ¿Que estás diciendo?, ¡te metiste con mi hija desgraciado!- le da una cachetada.
Santos: Entre ella y yo no hay nada Bárbara, por Dios cálmate.- dice tomándole las muñecas.
Bárbara: No tienes que darme ninguna explicación, total entre tu yo no hay nada y ahora suéltame.- dice tratando de zafarse.
Santos: ¡No!, tu y yo si tenemos algo en común unos hijos  por Dios, también el amor y la pasión que nos consume o vas a negármelo.- dice mirándola con una sarcástica sonrisa.
Bárbara: Pues si te lo niego como vez, mis hijos son solo míos y de nadie más y yo por ti ya no siento nada.- dice soltándose bruscamente.
Santos: Eso es mentira, jamás has dejado de amarme y nunca lo harás.
Bárbara: No seas iluso y ahora con permiso que no hay nada más que decir.- dice montándose en Capricho y cabalgando con dirección al Miedo.
Santos: Así que te quieres hacer la difícil... - dice para sí mismo.
Cecilia y las terneras llevan a los pequeños al Miedo. 
Bárbara llega y encuentra a los nenes en sus cuartos, deposita un beso en cada uno y luego se dirige a solucionar los problemas causados en la mañana.
Andrés: Bárbara...
Bárbara: Andrés perdona todo lo ocurrido en la boda.
Andrés: No te preocupes, ¿No se supone que Santos estaba muerto?
Bárbara: Tú lo has dicho se supone... Andrés lo mejor es que nos distanciemos por un tiempo.
Andrés: Pero Bárbara...
Bárbara: No compliques más las cosas, yo necesito tiempo para pensar ahora que Santos apareció.
Andrés: ¿Lo sigues amando?
Bárbara: No.- dice con firmeza.- Ya no preguntes más y ahora discúlpame tengo que platicar con Cecilia.
Bárbara y Cecilia se dirigen al despacho para platicar íntimamente y sin ninguna clase de interrupción.
Bárbara: Cecilia quisiera comentarte algo.
Cecilia: Claro, ¿Dime?
Bárbara: He tomado una decisión que cambiara mi vida por completo y te la quiero compartir por que sé que puedo confiar en ti.- Cecilia la mira extrañada.




sábado, 22 de diciembre de 2012

CAPITULO 32. RECUERDOS Y PRESENTIMIENTOS.



Para Santos la noche es eterna, teme que Bárbara se case con Andrés y él no pueda impedirlo. Llego por fin la mañana, Santos se encontraba en el aeropuerto esperando a que llamaran su vuelo, era el primero del día  aún era muy temprano, los primeros rayos de sol apenas salían adornando las nubes.
Bárbara ya se encontraba despierta hace rato, decidió montar un rato en Capricho antes de arreglarse para el gran acontecimiento. La brisa de la mañana hacia que sus rizados cabellos volaran en el aire, sintiendo así la sensación de libertad y tranquilidad, algo inexplicable.
Por fin llamaron el vuelo de Santos, ya se estaba desesperando, tenía que llegar lo más pronto posible, tomo sus maletas y se subió al avión.
Bárbara regreso al miedo para afrontar su destino, aún faltaban algunas horas para la boda, así que se dirigió al baño, lo preparo como de costumbre, con esencias y algunos pétalos de rosas, también algo de espuma, cuando el baño estuvo listo se despojó se sus ropa y se sumergió en la tina, disfrutaba tanto aquel baño, era tan relajante, allí podía pensar sin interrupciones. 

Un pensamiento le vino a la mente... "Santos", el hombre que más había amado en su vida, ese hombre que la hizo tan feliz, el padre de sus 3 hijos y del que ya no quedaba nada, solo recuerdos y más recuerdos, su corazón no le permitía olvidarle, aun allí habitaba un gran sentimiento por él, aunque estuviera "muerto".
Santos llevaba aproximadamente media hora esperando a que el avión despegara, pero nada, se levantó para averiguar qué era lo que estaba ocurriendo.
Santos: Perdone, ¿Por qué no hemos despegado?
Piloto: Parece ser que el avión tiene algunos daños.
Santos: ¿Pero se arreglaran rápido?
Piloto: Temo que no, al menos hasta la tarde.
Santos: ¡Hasta la Tarde! , yo no puedo esperar tanto.
Piloto: Lo siento mucho señor.
Santos: ¿Hay algún otro vuelo que me pueda llevar al Arauca?
Piloto: No lo creo, pero la recepcionista podría ayudarlo.
Santos: Gracias.- en su mente... ¡maldita sea porque todo me sale mal, amanecí con mala suerte!, se dirige a la recepción.

Bárbara sale del baño y toma a su pequeña nena y le da su biberón, hace lo mismo con Martín, esos pequeños junto a Laión eran su vida. Después de un rato ya tenía puesto su vestido de novia, ahora solo faltaba el peinado, tomo su cepillo y comenzó a organizar sus castaños rizos, así poco a poco acomodándolos en un hermosos peinado.
Santos está impaciente dentro de poco será la boda y no llegara a tiempo.
Santos: Señorita, ¿Hay algún otro avión que me pueda llevar al Arauca?
Recepcionista: Déjeme ver.- revisa en la computadora - Solo hay un vuelo, pero es en primera clase y es demasiado costoso.
Santos: No importa, reserve me un asiento.
Recepcionista: Muy Bien.- toma el dinero de Santos y le da el pasaporte.- Buen viaje.
Santos: Muchas Gracias.- recibe el pasaporte y se va con su equipaje al avión.
Bárbara esta lista, pero aún falta un poco para la boda, así que se va compartir un buen rato con sus pequeños.
Carga a los mellizos hasta la cama y luego sube a Laión, los pone muy guapos a todos. Joselyn llevaba puesto un vestido rosa con un moño en la cabeza, Martín un pantalón del mismo color que la camisa, ambos blancos y Laión un pantalón azul con camisa blanca. Llega la hora de partir a la iglesia, Cecilia entra en la recámara.

Cecilia: Wow, que linda estas. - dice reparándola de pies a cabeza.
Bárbara: Gracias... Tengo el presentimiento que algo va a pasar.
Cecilia: Que cosas dices, nada va a pasar.
Bárbara: Eso espero.- toma a Joselyn y Martín y los acomoda en el coche, mientras Cecilia carga a Laión.
Cecilia: Ya vámonos que se nos hace tarde.
Bárbara: Esta bien.- No deja de pensar en Santos.
Cecilia, Bárbara y los niños se montan en la camioneta rumbo al pueblo. Llega la hora de entrar a la iglesia, León y tigre la llevan hasta el altar. Las Terneras cuidan a los pequeños mientras termina la ceremonia.
Andrés mira tiernamente a Bárbara, ella se siente nerviosa e indecisa.
Padre: Si alguien se opone a esta boda que hable ahora o calle para siempre.
La iglesia se queda completamente en silencio.
Padre: Ya que no hay nadie que se oponga continuemos, Andrés Rentería ¿Acepta como esposa a Bárbara Guaymaran para serle fiel, amarla y acompañarla en las buenas y en las malas?

Andrés: Si acepto.
Padre: Bárbara Guaymaran ¿Acepta usted por esposo a el señor Andrés Rentería para amarlo y acompañarlo en la salud y en la enfermedad?