domingo, 13 de enero de 2013

CAPITULO 35. TRAICIÓN.


Llegada la noche, Marisela tiene muy bien planeada su estrategia para separar a Bárbara de Santos, busca a Pajarote en la casa de Melesio.

Marisela: Pajarote.
Pajarote: Dígame niña Marisela.
Marisela: Como usted sabe Bárbara y Santos van a cenar en la hacienda más tarde, entonces necesito que cuando lleguen ambos les diga que suban a la recamara que ocupaba Santos.
Pajarote: ¿Y eso porque niña Marisela?
Marisela: Me encargaron a mí de organizar la velada romántica y ya tengo todo planeado, así que cuando vengan mándalos a pasar a donde te he dicho.
Pajarote: Esta bien niña.
Santos ya se encontraba en la puerta de Altamira, llevaba puesto un traje negro muy peculiar y estaba bañado en agua de colonia. Pajarote entra corriendo.
Pajarote: ¡Patrón! - dice agitado.
Santos: ¿Qué pasa Pajarote?
Pajarote: Me pidieron que le digiera que subiera a la recamara que usted usaba aquí en la hacienda.
Santos: ¿Y para que Pajarote?
Pajarote: Para su velada romántica con la doña.
Santos: Aaa… Gracias Pajarote.
Pajarote: Con permiso patrón, que les aproveche.- dice retirándose.
Santos sube hacia la recamara, al entrar ve todo a oscuras, luego se prenden las luces y ve la cama decorada con pétalos de rosa, observa una mesa con una provocativa cena y junto a la mesa una nota y una venda negra, lo cual le llamo mucho la atención. Se dirige hasta la nota y lee lo siguiente:
Santos, véndate los ojos y no hagas trampa, es parte de la velada, te va a gustar.
                                                                                                                           Bárbara.
Santos se confundió al leer esa nota, pues Bárbara jamás le ha propuesto algo parecido, pero sin embargo toma la venda y se tapa los ojos.

Bárbara se encontraba muy guapa, llevaba un vestido dorado un poco escotado, su cabello castaño arreglado en cascada, sus ojos brillaban como nunca, reflejaban sinceridad y tranquilidad, estaba dispuesta a reconciliarse con Santos y así por fin poder lograr la felicidad que tanto han anhelado junto a sus hijos. Se encontraba un poco ansiosa, ya estaba por llegar la hora de salir hacia Altamira.
Santos esta recostado en la cama sumergido en sus pensamientos, cuando de pronto escucha abrirse la puerta de la habitación.
Santos: Bárbara, ¿Eres tú?- nadie le responde, pero siente que alguien se le acerca lentamente y comienza a besarlo, Santos le corresponde a cada beso y cada caricia convencido de que es Bárbara, poco a poco se despojan de su ropa, dejándose llevar por la pasión consumida del momento.- Bárbara, te siento extraña, es como si no fueras tu.- no responden, solo pone su dedo sobre los labios de santos y lo calla con un beso.
Alguien se aproxima a la puerta y la abre lentamente, en la puerta se encontraba Bárbara dejando caer de sus ojos algunas lágrimas, lágrimas de desprecio, rabia y dolor.
Bárbara: Santos.- dice casi sin aliento y con la voz entrecortada.
Santos al escuchar la voz ahogada de Bárbara de inmediato se quita la venda y al ver quien estaba a su lado desnuda se queda en shock.
Santos: ¡Bárbara! Déjame darte una explicación.- dice tomándola del brazo.

Bárbara: No me toque.-. Dice soltándose y alejándose un poco.- usted no tiene que darme ninguna explicación, esto es bastante claro, lo encuentro en la cama con mi hija, la hermana de sus hijos y yo que pensaba reconciliarme con usted, de veras que fui muy estúpida al venir.
Santos: No, yo pensé que…
Bárbara: usted no piensa nada infeliz.- dice soltándole una sonora cachetada.- los dejo para que sigan disfrutando.- sale corriendo de la recamara.
Santos: Bárbara espera, no es lo que parece.
Bárbara lo ignora y toma su caballo con dirección al miedo.
En la recamara Marisela sonríe victoriosa, su plan salió a la perfección, por el contrario Santos es furioso.
Santos: Marisela vas a ir de inmediato a explicarle a Bárbara que fue lo que paso.

Marisela: Yo no voy hacer nada Santos, si me permites me voy a vestir.- dice saliendo del cuarto.
Santos: ¡Marisela, Marisela vuelve aquí! - dice gritando, Dios en que lio me he metido, piensa angustiado.
Cuando Bárbara llega al miedo se encierra en su habitación sin dar explicación alguna, se recuesta en la puerta y se deja caer.
Bárbara: Como es posible que lo encuentre así con Marisela, es que no habrá un poco de felicidad para mí, ya estoy cansada de esta lucha diaria, no aguanto más.- dice llorando desconsoladamente.
Santos se encuentra con Antonio en el bar del pueblo.

Santos: Hermano ahora si la regué, Bárbara jamás me va a perdonar que me hubiera acostado con Marisela.
Antonio: Santos, ni se te ocurra ir en estos momentos a explicarle las cosas a Bárbara, ella se encuentra aturdida por lo ocurrido y lo mejor es que esperes a que se calme un poco y platiquen con calma.
Santos: Tienes razón Antonio, pero las cosas no van a ser nada fáciles, ya conoces a Bárbara, ella es una fiera y luego de esto no me va querer volver a ver ni en pintura.
Antonio: No seas tan pesimista, te apuesto lo que sea a que volverán a estar juntos.
Santos: No estés tan seguro Antonio.
Al otro día…
Bárbara se levanta muy temprano, deja a Casilda a cargo de los niños mientras ella está en la jefatura civil. Ya allí.
Bárbara: Pernalete los papeles de divorcio.- dice fría.
Pernalete: Aquí están doña, como usted ordeno.- le entrega una carpeta con los documentos.
Bárbara: Gracias.- toma los papeles y se va en su caballo directo a Altamira.
Santos la ve llegar en el caballo y se alegra un poco.
Santos: Bárbara.
Bárbara: Vamos a su despacho Doctor, tenemos que platicar de un asunto muy importante.
Santos: ¿Un asunto muy importante?, ¿De qué se trata?
Bárbara: Ya lo vera.
Ambos entran al despacho y se sientan a discutir.

Bárbara: Necesito que me firme los papeles de divorcio.
Santos: ¡¿Qué?!
Bárbara: Así como lo oye, no quiero que nada nos una.
Santos: Pero Bárbara tu y yo no nos podemos divorciar.
Bárbara: Claro que sí y terminemos con esto de una vez.- dice sacando los papeles.
Santos: Yo no voy a firmar nada.
Bárbara: ¿A no?, entonces le meteré una demanda de divorcio en la cual lo obligaran a divorciarse de mí y jamás volverá a ver a sus hijos.
Santos: Tu no me puedes hacer eso Bárbara.
Bárbara: Usted sabe perfectamente que soy capaz de eso y de mucho mas, así que no complique más las cosas y mejor firme aquí.- le señala en el papel.
Santos: ¿Estas segura que esto es lo que quieres?
Bárbara: Más que segura.
Santos toma un bolígrafo y antes de firmar le da una última mirada a Bárbara con la esperanza que lo detenga, pero por el contrario ella está completamente decidida y lo mira con dureza, aunque por dentro este hecha un mar de lágrimas.