viernes, 13 de diciembre de 2013

Capitulo 40. No puede ser, es él.



Santos: Tantos recuerdos, mi Bárbara tengo que confesar que ahora que no estas aquí así sea peleados me haces más falta que nunca, como dicen por ahí "Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde" - lentamente se sienta sobre una roca junto al agua cristalina que bajaba por la poza y dejándose llevar comienza a escribir palabras que al principio sin sentido se convierten en versos que a su vez forman un poema dedicado para una mujer ausente, tal vez el alcohol y la poesía fueron su único consuelo en esa soledad que padecía. 
"Mi hermosa alma, 
cuanta falta me haces,
cuando hay distancia,
mi ser te extraña,
mis vibras adolecen,
por tenerte a distancia.

No se donde andas,
no se lo que haces,
no se si todavía me quieres.
Solo quiero que sepas.
que no te olvido,
te veo en mis sueños,
con esos ojos ardientes,
tus labios sonrientes.
No hay ninguna otra,
solo tu,siempre tu,
mi aventura, hermosa y pura.
Que dura es la lejanía."

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Andrés: ¿De verdad estas intentando olvidarlo? - pregunta mientras se lleva su copa de vino a la boca sin dejar de mirar a Bárbara fijamente esperando una respuesta.
Bárbara: Créeme que no hago sino decirme que debo hacerlo, pero... - suspira - me cuesta demasiado evitar recordar tantos momentos junto a él.
Andrés: Tienes que darle tiempo al tiempo, el destino se encargara de borrarlo de tu mente si es lo que te conviene.
Bárbara: Tu siempre tan comprensivo con tus frases reflexivas.
Andrés: Me halagas mujer.
Bárbara: No te acostumbres eh - le dice picaramente alzando una ceja.
Andrés: Lo bueno dura poco, ¿Y mis pequeños diablillos? no me has platicado de ellos.
Bárbara: Están grandes ya, eso si muy loquitos como siempre, pero que seria yo sin mis bebitos. Si quieres puedes quedarte en mi casa y verlos.
Andrés: Faltaba más.
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Marisela estaba dichosa, ahora tenia un motivo para atar a Santos junto a ella para siempre. Asdrubal sabia perfectamente que ese hijo era suyo, pero prefirió callar porque Marisela se lo ordeno así y él tan enamorado accedió.
La noche calló sobre el Arauca tanto como en México, Santos yacía en la poza a punto de terminar su segunda botella de alcohol, Marisela llega en su caballo.
Santos: ¿Que haces aquí? este es mi espacio.

Marisela: Envés de andar bebiendo como un alcohólico inútil, deberías preocuparte por la madre tu hijo.
Santos: De mis hijos, pero resulta que ella no esta aquí y todo por tu culpa arpía.
Marisela: ¡Cállate! Tienes que entender que esa mujer no va a regresar y mejor, ella era tu perdición, ahora te corresponde amarme.
Santos: Tu sabes perfectamente que eso jamás ocurrirá.
Marisela: Eso esta por verse. 
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Pasaron 4 meses, lentos, pero tranquilos. Santos entendió que debía resignarse y no valía la pena ahogarse en alcohol, hace ya 6 meses no tenia noticias de Bárbara, por mucho que le preguntara a su tía esta se negaba a darle información. En cuanto a Bárbara, Andrés y sus hijos lograron opacar un poco esa tristeza que habitaba su alma, sin embargo se propuso olvidar a su amor, pero fue en vano. A veces se refugiaba en la compañía distrayéndose en el trabajo, esta cada día hacia más rica a su dueña. Marisela tuvo algunas complicaciones en su embarazo, el doctor le había advertido que tal vez su bebe naciera con síndrome de Down, pero ella busco alternativas que la pudieran ayudar, una de ellas era viajar a otro país con médicos mejores calificados que le dieran un diagnostico acertado o le iniciaran un tratamiento para evitar eso, Cecilia testigo del dolor padecido por Santos les sugirió que viajaran a México, pero Santos le decía a Marisela que ella podría ir sola hasta que Cecilia logro convencerlo, lo que él no sabia era con quien se encontraría allí.
Bárbara se encontraba en la sala de su casa tomando un café con Andrés, Casilda y Silvestre ya para irse a la cama.
Bárbara: Mañana tendré que viajar a Guadalajara por unas conferencias de la compañía y quería pedirles el favor a Silvestre y a Casilda que se encarguen de los niños porque no me los puedo llevar.
Casilda: Señora ¿Por cuanto tiempo estará fuera de la ciudad?
Bárbara: Supongo que por lo menos una semana, no te preocupes que si algo me regreso antes.
Andrés: Señora Guaymaran ¿Sera posible que me deje acompañarla? - dice haciendo una mueca.
Bárbara: Pues que le dijera yo, emm no - responde divertida.
Andrés: ¿Que? ¿Como que no?
Bárbara: Porque necesito que te quedes aquí y así estarás a cargo de la compañía mientras estoy fuera, no puedo dejarla sola sin alguien que la dirija.
Andrés: Como usted ordene - se lleva la mano a la frente.
Bárbara: Deja esas bobadas que estas muy grande Andrés - dice riendo - Buenas noches a todos, me retiro porque mañana sera un día agitado - Se levanta en dirección a la recamara de sus pequeños, donde le da un beso a cada uno y luego a Laión para irse a su habitación. Allí toma una copa de champagne y en balcón contempla la noche pensando en quien no debe "Santos"- Si supieras lo que te extraño, me encantaría olvidarme de todo por un momento y correr hacia ti, pero estas tan lejos de mi - Santos se despierta, algo le dice que mire el cielo oscurecido, tanto Bárbara como Santos sienten una conexión inexplicable. A pesar de la distancia y el tiempo, sus corazones latían llenos de amor por el otro sin importar las horribles situaciones vividas. 
Marisela y Santos emprendieron su viaje hacia México, su destino: "Guadalajara". Las horas pasaron sin pena ni gracia, Bárbara ya había llegado a su hotel, un poco cansada por el viaje se dispuso a relajarse en su habitación por lo menos hasta la hora de la cena, donde tendría que reunirse con personas importantes interesadas en asociarse con ella. Santos y Marisela se acomodaron en el hotel tan pronto llegaron, pero Marisela apurada por su cita se pone de mal humor.
Marisela: Santos vamonos que llegaremos tarde - dice de mala gana indisponiendo a Santos.

Santos: ¿Tienes mucho afán? 
Marisela: ¡Si!, apurate.
Santos: A mi no me hablas de mala gana Marisela y si tanto te urge pues vas tu sola.
Marisela: Santitos calmate, vamos los 2 mira que es por nuestro bebé - dice fingiendo inocencia, Santos la mira frunciendo el ceño.
Santos: Ya te dije que no voy a ir.
Marisela: Muy bien si le pasa algo a nuestro hijo sera tu culpa y ni creas que regresaré esta noche.
Santos: ¿Que piensas hacer? - pregunta cruzándose de brazos.
Marisela: Eso no te interesa, ademas no voy a perder mi tiempo viéndote amargado, así que esta noche me la gozare sola en otro hotel - responde tomando su bolsa y cerrando la puerta de un portazo.
Santos: Dios a que hora me metí en este lió, necesito relajarme - Sale de su habitación directo al bar del hotel.
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Como a las 6 p.m Bárbara se incorpora de su cama y se dirige al tocador para acicalarse un poco sus castaños cabellos, se perfuma con su colonia habitual de rosas y abandona su recamara. 
Santos venia cruzando por el borde de la alberca con un coctel en su mano cuando se dio cuenta que tal vez había olvidado una de sus maletas en el aeropuerto así que comenzó a correr hacia su habitación. Bárbara caminaba lento entretenida escribiendo un mensaje en su teléfono y Santos apurado venia corriendo sin percatarse de su presencia hasta que ambos chocaron y cayeron al agua. 
Bárbara: ¡Imbécil! - dice sin reconocer a su "agresor".
Santos: Discúlpeme...- responde volteándose sorprendido al ver a quien tenia enfrente al igual que ella - ¿¡Bárbara!?
Esta sale de inmediato de la alberca chorreando agua por todas partes y se va lo más rápido que puede a su recamara de mal humor.
Santos empapado y sin poder creer lo que ocurrió trata de seguirla, pero la pierde de vista.
Bárbara ya en su recamara toma un toalla para secarse mientras realiza una llamada.
Bárbara: Adestes necesito que me disculpes con los ejecutivos, no podre ir a la cena.
Adestes: ¿Por qué?
Bárbara: Se me acaba de presentar un gran problema que me impide abandonar el hotel.
Adestes: Espero pueda solucionar su inconveniente, Adiós.
Cuelga el teléfono y se cambia de ropa.
Bárbara: No puede ser, no puede ser... ¿Que hace Santos Luzardo en México? - dice para si misma - ¿Ahora yo que voy hacer?, Bárbara tranquilízate lo único que debes hacer es mantener la compostura y ser indiferente a lo que paso.
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Marisela: Asdrubal el doctor dice que hay cierto tratamiento que podría evitar lo de nuestro hijo.
Asdrubal: Gracias a Dios, pero entonces ¿Estarás mucho tiempo por allí? - dice por el telefono.
Marisela: Creo que si, pero te prometo estar de regreso antes que nazca. No olvides no abrir la boca, a nadie debes comentarle sobre lo que tenemos.
Asdrubal: Marisela estoy cansado de ocultar lo nuestro, no entiendo porque debemos mantenerlo en secreto.
Marisela: Dios mio, ¿Eres tarado? si alguien se llega a enterar le van a decir de inmediato a Santos y nuestro hijo quedara desprotegido.
Asdrubal: Esta bien, Te amo.
Marisela: Yo igual, tengo que colgar, pronto te hablo.
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Santos: Señorita me podría informar por favor en que habitación se encuentra instalada Bárbara Guaimaran.
Recepcionista: Señor me disculpara, pero no estoy autorizada para dar ese tipo de información.
Santos: Se lo suplico, no sabe lo importante que es para mi saberlo.
Recepcionista: Lo siento, pero no.
Santos resignado iba camino a su recamara cuando escucho a 2 camareros hablar.
Camarero 1: ¿A donde llevas esa cena?
Camarero 2: Donde la mujer bonita, esa de cabellos castaños y ojos azules.
Camarero 1: ¿Cual es esa?
Camarero 2: La del 503.
Camarero 1: Como esta de buena la mujer esa.
Santos enojado por la forma en referirse de Bárbara va hacia ellos.
Santos: Perdón, sin querer escuche que esta es la cena que pedimos mi esposa y yo, entonces si me permiten yo la llevo hasta nuestra habitación - dice tomando el carrito encaminándose a la habitación 503.

Tocaron la puerta de la habitación.
Bárbara: Ha de ser la cena - abre la puerta deprisa y sin prestar atención se va directo al baño - Señor deje la cena sobre la mesa y márchese, luego bajo y le doy su propina - 5 minutos después sin ella escuchar que salieran de su recamara va a mirar que sucedió - ¿Que esper..- No pudo terminar su frase al ver ahí parado a Santos - ¿Que demonios haces aquí?

sábado, 28 de septiembre de 2013

Capitulo 39. Empezar de 0.

Por fin el vuelo a llegado a su destino, Bárbara se siente cansada y por supuesto sus hijos mucho más.

Casilda: Nunca me había montado en un pájaro de esos Doña, le juro que casi me muero de los nervios.
Bárbara: Ay Casilda para todo hay una primera vez y le confieso que yo estaba así o peor que usted cuando me subí por primera vez.
Casilda: Mira a estos muchachitos se quedaron dormidos.
Bárbara: Vayámonos al hotel, el viaje me ha dejado agotada.
Se dirigen al hotel y allí Bárbara solicita una suite bastante costosa, aunque para Bárbara no lo era. La suite era preciosa, poseía 4 camas, 2 cuartos de baño, una sala con su televisor y un mini bar, ademas un pequeño corredor de donde se podía visualizar gran parte de la ciudad. Bárbara estaba encantada, todo para ella era nuevo, a partir de ese día todo cambiaría.
Bárbara: ¿Que te parece México Casilda?
Casilda: A decir verdad Doña es muy lindo todo, jamas me imagine conocer más allá del Arauca.
Bárbara: Mañana mismo consigo una casa y por supuesto un trabajo.- Sube a Laión a su cama y lo hace dormir.- ahora tengo que luchar por mis hijos para que no les falte nada, son lo unico que tengo.
Casilda: Me tiene a mi doña.
Bárbara: Gracias por todo el apoyo Casilda.- Toma a su pequeña Joselyn.- Mi nenita hermosa cuanto te adoro y a tus hermanos también, los amo con toda mi alma.
Casilda arrulla a los mellizos hasta que se duermen de nuevo. Bárbara toca la almohada y al instante cae profunda.
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En Altamira...
Santos se encontraba en su recámara ahogado en alcohol .
Santos: ¿Por qué Bárbara? - dice llorando y bastante tomado. 
Antonio: Santos ya deja esa botella que esto no te hace bien .

Santos: Noo, contéstame una cosa Antonio, ¿Por qué ella? 
Antonio: Así es la vida hermano así es la vida... 
Santos: Te juro que la voy a encontrar, tengo que recuperarla.
Antonio: Santos no te voy a dar falsas ilusiones, tendrás que resignarte .
Santos: Con esos amigos para que enemigos, tu me vas ayudar.
Antonio: Pásame esa botella - le arrebata la botella de alcohol. 
Santos: Devuelve eso que es mi único consuelo.
Antonio: Mira como estas no puedes ni moverte, PAJAROTE! - Grita. 
Pajarote: Dígame patrón...
Antonio: Ayúdame a subir a Santos a la cama y luego dice a Cecilia que le traiga un café bien cargado por favor.
Ambos suben a Santos a la cama y este se queda bien dormido. Antonio baja a la sala donde se encuentra Cecilia.
Antonio: Mariposa, Santos esta destrozado no quiere aceptar que Bárbara ya no está.
Cecilia: Me duele ver a mi sobrino de esa manera y sonara muy cruel, pero se lo merece.
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Al otro día...

Bárbara despierta, observa que todos siguen dormidos, porque aun es temprano. Abre la puerta del pequeño balcón con la vista a la ciudad y observa maravillada el cielo, cierra los ojos y siente una plenitud inexplicable. Después de contemplar un rato el paisaje que le regalaron, se dio una ducha rápida y dejo una nota a Casilda donde le decía que salia a buscar una casa para mudarse.
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Marisela: Santos despierta.- lo empuja de la cama.
Santos: ¿Que pasa? aun es temprano
Marisela: Por Dios Santos hueles fatal, ¿Te bebiste a caso 100 botellas de licor?
Santos: Marisela déjame que todos mis malditos sufrimientos son por tu culpa.
Marisela: No seas mentiroso, si ella te ama como dice, estaría aquí sin importar lo que paso o no entre nosotros.
Santos: ¡Es mujer! ¿Crees que no le dolerá verme con su propia hija?
Marisela: A mi me importa un comino si le duele o no, total ella se merece hasta el mismísimo infierno.
Santos: No puedo creer, ¿Como pude estar tan ciego?, pensaba que eras buena, pero eres peor que...
Marisela: ¿Peor Qué que? Dilo no seas cobarde
Santos: No vale la pena seguir hablando contigo Marisela.- Se levanta, toma su camisa y se encierra en el baño.

Marisela: ¡Eres un imbécil!
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Bárbara estuvo toda la mañana viendo casas hermosas y muy costosas, pero no encontraba la adecuada para ella hasta que en el norte de la ciudad se enamoro de una mansión bastante lujosa...
Era una casa de 5 pisos, al entrar se podía observar un jardín verde con un rosal y otras clases de flores que adornaban el lugar, ademas había una fuente en el centro que la hacia aun mas lujosa. 
Bárbara se decidió por esa mansión sin importar el costo y de inmediato firmo todos los papeles solicitados para que legalmente estuviera a su nombre. Luego se dedico a comprar muebles, camas, comida, ropa, zapatos etc...
Decoro su nuevo hogar de una manera hermosa, en la sala principal se encontraban 2 sofás de terciopelo muy finos, una chimenea y una ventana  adornada con cortinas de diseñador, ademas de algunos floreros de cristal. En su recamara una cama doble, un televisor HD, una pequeña repisa de libros, por supuesto 2 sofás, ademas de su armario verdaderamente grande lleno de vestidos de marca, toda clase de zapatos, tacones, botas etc... bolsas de todos los tamaños y colores, pendientes, collares, brazaletes. En el baño una tina y un jacussi con varios frascos de esencias, pétalos de rosas, jabones de aromas exquisitos.
La recamara de los mellizos muy amplia, compuesta por las respectivas cunas y con un tapiz infantil, su guardarropa, tapetes y una gran ventana para que le entrara luz a la habitación.
Laión también tenia su habitación aparte, que se unía a la de los mellizos con una puerta corrediza y todos tenían un cuarto de juegos lleno de juguetes como osos, pelotas, muñecas, cocinas de juguete, coches, pistas de correr, caballitos etc..
Como olvidarnos de Casilda? Ella también tenia su habitación amplia y con un baño personal.
Bárbara contrato a un mayordomo de nombre Silvestre que le ayudaría a Casilda en las labores y ademas era un chef de primera.
Llego la noche y Bárbara llevo a Casilda y a los niños para que conocieran y se acomodaran en su nuevo hogar, Silvestre los recibió muy cordialmente y se notaba que era un hombre de gran corazón.

Bárbara ahora tenia toda clase de cosas y lujos, pero en realidad todo era para sus hijos y por encajar en la sociedad, por supuesto termino exhausta de este día tan agitado y luego de platicar un rato con Casilda y Silvestre contándole por todo lo que tuvo que pasar y hasta el día de hoy lo que la hizo llegar a ese punto tan extremo de su vida, cayo dormida en un profundo sueño.
Pasaron 2 meses y gracias a los años que estudio Bárbara en la capital, logro conseguir un trabajo espectacular, como su dinero aun servia se convirtió en la dueña de una de las compañías multinacionales de Apple. Allí consiguió empleados de gran calidad y trayectoria que le ayudaron a que su nueva compañía prospera rápida y eficazmente.
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Santos cada día se encontraba mucho más hundido y como siempre su única salida era el alcohol, por el contrario Marisela era dichosa, seguía viéndose con Asdrubal y todo parecía estar de su lado, recibió la noticia de que estaba embarazada...
Marisela: Santos! - dice con una sonrisa.
Santos: ¿Que quieres?
Marisela: No seas grosero, vengo a informarte que vamos a ser papas.
Santos: ¿Que estas diciendo? Eso no es posible
Marisela: Claro que lo es, recuerda que tu y yo estuvimos juntos aquella noche.
Santos: Dios porque me castigas de esta manera.- lanza una mirada al cielo.
Marisela: ¡Esto no es un castigo! Es nuestro hijo.
Santos: Sera tuyo porque yo solo tengo 3 hijos y son de Bárbara, ademas como puedo estar seguro que es mio y no de otro si eres una arpía.

Marisela le da una cachetada llena de furia, Santos le toma la mano.
Santos: A mi no me tocas. - Tira su mano y se retira enojado.
Marisela: Vas a ser mucho más infeliz de lo que ya eres y de eso me encargo yo.
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Tocan la puerta.
Andrés: ¿Se puede?
Bárbara: Si, adelante.
Andrés: Gracias.
Bárbara se voltea para mirar quien es.
Bárbara: ¡Andrés! - Se levanta a darle un fuerte abrazo.
Andrés: Ya veo que no te has olvidado de mi, preciosa.
Bárbara: Como te voy a olvidar si te adoro, ¿Que haces en México?
Andrés: Vine a verte y a pasar una temporada por aquí...ven acá date una vuelta, ¡Estas irreconocible! 

Bárbara: ¿Tan fea me veo?
Andrés: Nada de fea, estas hermosa, estas hecha una mujer bien elegante con ropa de marca.
Bárbara: Gracias - dice un poco sonrojada.
Andrés: ¿Me aceptas una invitación a comer y así me platicas todo lo que ha pasado en estos 2 últimos meses?
Bárbara: Mmm déjame pensarlo... Claro que si.
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Silvestre: Señorita Casilda estos nenes cada día están más grandes.
Casilda: Y traviesos, mire nada más a Laión hace nada lo arregle y ya esta vuelto nada.
Silvestre: Así son los niños... La señora Bárbara ha manejado muy bien su situación.
Casilda: Bárbara siempre ha sido una mujer fuerte, guerrera y capaz de salir hasta de los más difíciles problemas.
Silvestre: Fíjese que si, mírela ahora es una de las mujeres más importantes de México.
Casilda: Pero todo lo hace por estos pequeños, son su vida.
Silvestre: Sabe que si es una lastima que no tengan a su padre con ellos.
Casilda: Mientras Marisela este en medio de Bárbara y Santos va estar complicado todo.
Silvestre: En eso tiene razón.
Se escucha el llanto de los mellizos.
Casilda: Ya se despertaron esos 2.
Silvestre: Yo le cuido a Laíon.
Casilda: Gracias - Va por los bebes.
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Santos se encontraba en el despacho y sin querer dejo caer una caja llena de papeles viejos, en esos papeles encontró un poema, bastante hermoso se podría decir. Recordó que alguna vez se lo había escrito a Bárbara, pero nunca se atrevió a dárselo. Luego de leerlo una vez más tomo papel, una pluma y se fue en su caballo para la poza.

domingo, 16 de junio de 2013

CAPITULO 38. ADIÓS.

Bárbara llega al miedo, cada vez es más difícil despedirse de todo lo que la rodea, entra a su despacho por un segundo y comienza a recordar...
"Ese hombre va a ser mio" 
Una risa se dibuja en la cara de Bárbara al recordar esto, como le dice a sus peones que no le toquen ni un pelo a su Santos o son hombres muertos.
Bárbara: Que tiempos fueron aquellos.
Le vino a la mente su primer beso con Santos, cuando bailaron bajo esa luna llena, tan blanca, su ternura y pasión a la vez
Ella sabia que regresaría a sus brazos aquella noche, no podían resistir más el amor que sentían que debían consumirlo, llenarse el uno del otro, dejándose llevar por el fuego y la pasión.
Bárbara: Mi Santos que por primera vez me da la razón y hasta perdón me ha pedido, luego de bañar en el fango a la princesita del chiquero.- sonrió maliciosamente - Ame haciendo le la vida imposible a esa pechugona artificial. Mi poza...
Un recuerdo importante, Santos celoso cuando Bárbara no le prestaba atención, pero el destino los junto en San Fernando donde Santos ya no podía más con su hambre por Bárbara y terminaron en la cama una vez más.
Bárbara: Cuando nacieron nuestros nenes, fui tan feliz.
Bárbara: Ya no puedo recordar más, me estoy haciendo daño.- Sale del despacho.
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Por fin llegan del pueblo Carmelito y María Nieves, Pajarote se encontraba ansioso por contar lo que había oído.
Pajarote: No saben lo que le oí decir a la señora Cecilia
Carmelito: Pajarote tu como siempre metido en todo, haber ¿Que oíste?
Pajarote: La Doña se va del Arauca...
Santos iba llegando.

Santos : ¿¡Que!?- dijo gritando.
Pajarote: Perdone patrón, pero es cierto en la mañana la señora Cecilia le dijo al señor Antonio que Doña Bárbara se iría del Arauca en la noche.
Santos: ¿Como diablos es que Antonio no me dijo nada?
Pajarote: Pues no se patrón.
Santos: ¿Y ahora que voy hacer?
Pajarote: Lo mejor es que apure y vaya tras ella, en este momento debe estar por partir.
Santos: Maldita sea mi suerte.- De un impulso se subió en su caballo rumbo al miedo.
Carmelito: Ahora si se va armar una aquí en Altamira.
María Nieves: No quisiera estar en los zapatos de Don Santos.
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Genoveva: Doña la vamos a extrañar mucho en estas tierras, ¿De verdad no se queda?
Bárbara: Ya no hay marcha atrás, la decisión esta tomada. - Abraza a cada una de las terneras y se sube con los mellizos a la camioneta.
Llegan al puerto, allí se encontraban Cecilia y Antonio.
Bárbara: Cecilia te voy a echar de menos, no dejes de escribirme. 
Cecilia: Por supuesto que no mujer, cuida te mucho y a mis ahijados también.- Le da un beso a los nenes y abraza a Bárbara.

Bárbara: Te quiero.- Se le sale una lágrima.
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Santos llega al miedo, pero los peones le dicen que es demasiado tarde. El no pierde la esperanza y sale como alma que lleva el diablo hacia el puerto. Desea luchar por Bárbara y sus pequeños hijos.
Santos: Bárbara porque me haces esto si te amo con toda mi alma, Dios ayúdame no puedo perder la.
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Bárbara: Es muy difícil para mi dejar todo esto, pero se que encontrare la plenitud y la paz que deseo para ser feliz, Adiós. - Se sube en el bongo.
El bongo sale directo a San Fernando, en ese instante llega Santos.
Santos: ¡Bárbara no me dejes por favor! - Grita.
Bárbara lo observa desde lejos y no puede evitar que sus ojos se encharquen.
Bárbara: Adiós para siempre mi amor, mi Santos... - susurra en silencio.
Santos: Bárbara!, Bárbara - la ve alejarse más y se tira al suelo.
Cecilia: Santos levan tate.
Santos: Mi Bárbara.- llora.
Antonio: Hermano tienes que resignarte.
Santos: Jamás podre!, la buscare debajo de las piedras si es necesario, pero la voy a recuperar.
Bárbara, Joselyn, Martín, Laión y Casilda se encuentran en el avión rumbo a México.
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La vida no siempre es color rosa, esta llena de obstáculos que tenemos que superar. El dolor y el sufrimiento pueden cegarte impidiéndote alcanzar la felicidad.
Todos tenemos sueños e ilusiones que deseamos realizar para sentirnos completos, uno de ellos es casarnos con la persona que se ama, pero el amor es ciego... solo el matrimonio le devuelve la vista. Bárbara ahora se daba cuenta de la realidad, lo material no lo es todo, antes solo quería poder y más poder hasta que llego el amor a su vida y unos pequeños. Con este viaje puso un punto final al sufrimiento y decidió olvidar el pasado y el dolor para comenzar de 0, darle una nueva mirada a su vida, construyendo poco a poco a lo que llamamos felicidad, necesitaba que le brindaran la seguridad y confianza que por cosas del destino no consiguió en el Arauca, comenzaría a ver la vida de otra manera, por fin encontraría un nuevo amanecer.

viernes, 14 de junio de 2013

CAPITULO 37. DECISIONES

Una placida mañana, llena de risas, observando maravillados el magnífico paisaje que les brindaban aquel día, los verdes y espesos árboles, el agua cristalina que corría por el rió, centenares de aves que volaban libres en el cielo. Cuan hermoso era mirar detalladamente esa obra de arte, sin prisa, sumergiéndose en una paz interior.
Bárbara y Laión regresaron al Miedo, el pequeño estaba agotado así que cayó en un profundo sueño. Bárbara se sentía plena y pensativa, su vida no podría continuar así, anhelaba la felicidad que el destino tanto le había negado y sus pensamientos la llevaron a que tal vez en esas tierras no la encontraría y llego a la conclusión que lo mejor sería partir a otro lugar donde por fin se superara y lograra sus metas "ser feliz". Se dirigió a la cocina.
Bárbara: Casilda, quisiera pedirle un favor.

Casilda: Claro Doña nada más diga que se le ofrece.
Bárbara: Con todo lo que ha pasado en estos últimos meses decidí que me iré con mis hijos a otro lugar. - Casilda la miraba aterrada.- Usted ¿Quisiera venir con nosotros?
Casilda: Doña, pero ¿No cree que se está precipitando? usted ha vivido prácticamente toda su vida en estas tierras.
Bárbara: Me duele abandonar estos lugares tan maravillosos, pero no me puedo quedar aquí, si lo hiciera seria masoquista.
Casilda: Si esa es su decisión Doña yo me voy con usted, no podría separarme de esos diablillos.
Bárbara: De verdad gracias Casilda.- Sonríe levemente y se retira.
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Santos se despierta lentamente y mira su reloj, se da cuenta lo tarde que es. Observa a su alrededor y se fija que Bárbara ya no está, se levanta y se viste rápidamente, un poco extrañado por la situación se monta en su caballo y se dirige a Altamira para cambiarse y luego tenia pensando visitar el Miedo.
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Bárbara comienza a empacar sus pertenencia, ropa, zapatos, libros, dinero etc... quiere irse lo más pronto posible. En ese momento llega Cecilia y toca la puerta de su recámara.
Cecilia: ¿Puedo pasar?
Bárbara: Si pasa.

Cecilia observa aterrada aquella escena - ¿Y esto?, ¿Te vas de viaje?
Bárbara: Si, me voy a un viaje del cual quizás nunca regrese.
Cecilia: ¿De qué hablas Bárbara? 
Bárbara: Te seré franca, estoy agotada de la vida, solo quiero ser feliz con mis niños y aquí nunca voy a encontrar esa felicidad que tanto anhelo, así que decidí irme del país.
Cecilia: ¿Tendrá que ver en esto mi sobrino?
Bárbara: Por supuesto, no quiero tratarlo, espero que él pueda hacer feliz a Marisela.
Cecilia: ¿Estas segura que esto es lo mejor Bárbara?
Bárbara: Jamás había estado tan segura de algo, por favor no le comentes nada a Santos, no quiero que intervenga y sea peor para ambos, odio las despedidas.
Cecilia: Ay Bárbara si eso es lo que quieres, ¿Y para donde te iras?
Bárbara: Sé que puedo confiar en ti, así que serás la única que lo sepa no le puedes decir ni siquiera a tu esposo.- Cecilia asintió.- Me voy para México.
Cecilia: ¡México! ¿Tan lejos?
Bárbara: Como te digo quiero alejarme totalmente de todo, pero tienes que visitarme que conste. - Sonríe.
Cecilia: Como crees que no, aparte tengo que ver a mis ahijados. ¿Te ayudo a empacar?
Bárbara: Por favor, mientras soluciono unos últimos detalles.
Cecilia: Ve yo me encargo con Casilda y las terneras.
Bárbara: Te lo agradezco. - Se despide y sale en la camioneta hacia el pueblo.
Se dirige a la jefatura.
Bárbara entra gritando.
Bárbara: ¡Pernalete!
Pernalete: Dígame Doña.
Bárbara: Necesito en este instante un permiso redactado y firmado por usted donde me den la autorización de llevarme a mis hijos fuera del país.

Pernalete: Pero Doña para eso se necesita la aprobación del doctor Luzardo.
Bárbara toma su revólver y se lo pone en el cuello a Pernalete.- Dije que necesito ya ese permiso, ¿Entendido? 
Pernalete: Si Doña.- dice temblando.- Mujiquita ya oyó a Doña Bárbara.
Bárbara: Ya regreso por ese papel y no se le ocurra esconderse Pernalete.
Va camino al hotel y pide una copa de tequila. Se lo toma de un sorbo. 
Josefa: ¿Está bien doña?
Bárbara: Mejor que nunca. - Deja el dinero en la barra y sale.
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Pernalete: Para que necesitara la Doña ese permiso... 
Mujiquita: Es muy claro mi coronel, quiere irse del país.
Pernalete: ¿Pero a dónde? 
Bárbara entra.
Bárbara: Partida de chismosos, que les interesa a donde voy, nada más necesito ese permiso.
Pernalete: Comadre usted sabe que puede confiar en mí.
Bárbara: Primero confiaría en un chismoso compulsivo eh. - dice alzando la ceja.
Pernalete: ¡Comadre!
Bárbara: Ay ya Pernalete mejor deme ese papel que no lo voy a esperar toda la vida.- Le arrebata el papel.- Gracias y Adiós. - Se va derechito para el Miedo.
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Al medio día...
Bárbara llega al miedo, en la sala se encuentra sentada Cecilia, Casilda y los pequeños. Laión al verla se abalanza hacia sus brazos para que lo cargue.
Bárbara: ¿Cómo estas mi nene?
Laión: Bien mami.
Casilda: Doña, todo está listo como usted lo pidió. 

Bárbara: Gracias. - Sonríe y se acerca a ver a los mellizos que estaban dormidos en la carriola. - Mis angelitos.
Cecilia: Bueno Bárbara tengo que irme por un rato, ¿Cuándo se van?
Bárbara: Esta misma tarde, ya separe los boletos de avión. Tenemos que estar a las 8 p.m. en San Fernando.
Cecilia: Regreso antes de que te vayas. - Se despide y se va.
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En Altamira
Antonio: ¡Mi mariposa! Qué bueno que llegas te busque toda la mañana. - Besa a Cecilia.
Cecilia: Estaba en el miedo con Bárbara.
Antonio: Este pequeño no ha hecho sino reclamar a su madre, ¿Cómo es que te vas y me dejas solo con estos 2? - Sonríe y le da a Toñito.
Cecilia: No es para tanto.
Antonio: ¿Que andabas haciendo donde Bárbara?
Cecilia: Solo pasaba a saludar, pero me quede ayudando le a empacar sus maletas.
Antonio: ¿Maletas? ¿A dónde va?
Cecilia: No me quiso decir.
Antonio: Estoy seguro que se ira por Santos.
Cecilia: Exactamente, no le comentes nada de esto a mi sobrino, cometería una locura y Bárbara se enfadaría más con él.
Antonio: ¿Cuándo se va?
Cecilia: Hoy en la tarde, iré a despedirme. ¿Me acompañarías?
Antonio: Por supuesto.
Pajarote por casualidad escucho toda la conversación y se fue a contarle a María Nieves y Carmelito, pero en ese momento los peones estaban en el pueblo, así que tuvo que esperar hasta la tarde.
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Dieron las 5:30 de la tarde, se aproximaba la hora de partir. Bárbara se hallaba en su caballo frente al atardecer, sus oídos se deleitaban con el vuelo de las aves y la brisa de la tarde acariciaba su rostro. Su alma completamente tranquila, aunque nostálgica por partir. Dio una última mirada al cielo y retomo su rumbo al miedo rápidamente, sus rizos volaban con el viento.

En los llanos del Arauca se observaba una mujer de gran belleza a toda prisa, dejando atrás su pasado, sus lágrimas, su único amor...

viernes, 15 de febrero de 2013

CAPITULO 36. DEBILIDAD POR EL ALCOHOL

Santos firma por complacer a Bárbara y porque sabe que se equivocó y ella no lo perdonara así como así. Luego Bárbara toma el bolígrafo para firmar, le tiemblan las manos, quiere tirar todo por la borda, pero el recuerdo de aquel día le viene a la mente y sin la menor duda firma el divorcio, toma los papeles y se dirige a la Jefatura civil. Allí le entrega los papeles a Mujiquita, este le saca una copia y le entrega el original a Bárbara, ella agradece y se va sin pronunciar palabra alguna.
Antonio entra al despacho.
Antonio: ¿Qué paso?
Santos: Que Bárbara y yo ya no somos nada.
Antonio: ¿De que hablas?
Santos: Acabamos de divorciarnos Antonio, la regué.
Antonio: ¡Fue una trampa!
Santos: Ella no me lo va a creer y mucho menos porque nos encontró ahí en la habitación.
Antonio: Ay hermano, ¿Qué vas hacer?
Santos: No lo sé Antonio no lo sé, en este momento no quiero pensar en nada.- dice con un profundo suspiro.
Bárbara sale del pueblo directo a la poza, baja de su caballo y contempla el agua cristalina. Varios recuerdos le vienen a la cabeza, tantos bellos momentos que presencio allí con el que ahora era su ex esposo.

Se recuesta en un árbol y lentamente se desliza hasta el suelo, de sus ojos amenazan con salir algunas lagrimas de dolor, ella lucha por contenerse, pero el dolor inmenso que siente no se lo permite. Consigo llevaba una botella de licor, comienza a beber y a lamentarse por lo que ha sido su vida, toda la tarde ha estado llena de recuerdos y dolor. 
Llegada la noche, Santos sale a tomar un poco de aire fresco, quiere meditar y tratar de asimilar lo que ha ocurrido en los últimos días, todo ha sido un completo desastre. Cuando llego a la poza escucho un ruido, al principio muy raro, pero al acercarse puedo comprender de quien se trataba. Era Bárbara que sumida en alcohol cantaba canciones de despecho a la vez que lloraba. Santos se aterra, era la primera vez que veía a Bárbara tan mal, tan bebida, sin pensarlo se acerca a ella.
Santos: Bárbara, ¿Estas bien?
Bárbara: Claro que estoy bien, ¿Que creías que me iba a morir sin ti? - dice señalandolo.
Santos: No, pero estas muy borracha, deberías irte para la hacienda.
Bárbara: Ja, ¿Quien te crees que eres para decirme que debo hacer?, a mi nadie me dice que hacer ¿Entendiste? - dice dándole la espalda y tratando de irse, pero esta tan bebida que no puede ni caminar.
Santos: Deja te llevo a la hacienda, ya ves que no puedes irte por ti sola. - la toma del brazo.
Bárbara: Déjame, yo puedo sola, entiende que no quiero nada que venga de ti.
Santos: Bárbara por Dios, deja de ser tan terca, si te vas sola puede pasarte algo y no me lo perdonaría.
Bárbara: ¿No te lo perdonarías?  no te creo, a ti te vale si a mi pasa algo, total a la que amas es a mi hija, por eso andas revolcándote con ella enfrente de mis narices. - dice llevándose otro trago a la boca.
Santos: Estas equivocada Bárbara y ya deja de beber no ves que ya estas muy mal.
Bárbara: Yo hago lo que se me pegue la gana y no estoy equivocada, ella siempre a sido tu sol, la niña de tus ojos, a la que complaces y le dedicas todas tus cursilerias.
Santos: Acaso ¿Estas celosa Bárbara? - la mira con cierta intriga.
Bárbara: ¿Yo celosa? Ja eso quisieras, por que voy a celar a alguien que no es nada mio.
Santos: Claro que estas celosa por que aun me amas.
Bárbara: Que no estoy celosa - dice mirando el piso. - bueno si estoy celosa ¿Y eso que?, pero que te quede claro que no te amo.
Santos: No lo puedo creer, Bárbara Guaymaran celosa, eso no se ve todos los días y por supuesto que amas tanto como yo a ti o mírame a los ojos y trata de negarmelo.

Bárbara: Pues ... como ves que si te amo, te amo con locura y pasión como la primera vez - dice enfrentandolo con la mirada. - pero tu, tu infeliz te encargaste de que esto se acabara. - dice golpeandolo en el pecho y dejando escapar algunas lagrimas de rabia. 
Santos: Todo fue una trampa, entiendelo yo te amo con todas mis fuerzas, eres mi mujer mi hembra.
Bárbara: Era, ya no somos nada y ya, Adiós no tengo nada mas que hablar con usted doctorsito.
Da como 2 pasos, pero pierde el equilibrio y esta apunto de caer, si no es por Santos que la toma en sus brazos para no dejarla caer. 

Ambos se miran fijamente a los ojos, Bárbara aun en los brazos de Santos. Aquella mirada tan tierna y pasional a la vez le produce a Bárbara deseos de besar a Santos y sin mas ni menos lo besa dejando escapar sentimientos ocultos, pasión  deseo, amor etc... Santos le corresponde completamente. Bárbara deja salir a la fiera que lleva adentro al menos por esa noche. Una a una de las prendas quedan regadas en el lugar, mientras que Bárbara y Santos disfrutan de aquella noche con locura. Caricias, besos y rasguños. Se entregan mutuamente, se unen para formar uno solo dejándose arrasar por esa noche, aquella noche que no olvidarían jamas.

Al día siguiente…
Algunos rayos de sol ya se asomaban en el cielo, en el suelo yacían dormidos Bárbara y Santos, luego de pasar una magnifica noche juntos. Luego de un rato el sol se intensifica y le alumbra la cara a Bárbara haciéndola despertar. Se levanta y se lleva las manos a la cara ya que el sol le fastidia, aparte tiene una cruda que la esta matando. Se viste rápidamente y se va en su caballo para el miedo, dejando dormido a Santos tratando de evitar hablar con él luego de lo sucedido.
Al llegar al miedo se dirige a la cocina en busca de Casilda.
Bárbara: Buenos días Casilda.

Casilda: Bonitas las horas en las que llega.- dice con un tono de voz un poco alto.
Bárbara: No grites que se me esta explotando la cabeza, mas bien preparame un café bien cargado y dame unos analgésicos. - Ya le había tomado cierto cariño.
Casilda: Muchacha que habrás echo anoche.
Bárbara: Nada Casilda Nada.
El llanto de 2 pequeños hace que Bárbara haga una mueca.
Casilda: Los nenes están reclamando a su madre que no estuvo durante toda la noche.
Bárbara: Dios estos mocosos, como los amo.
Va rumbo al cuarto de los niños y allí toma al pequeño Martín y lo calma un poco, después la pequeña Joselyn la mira con una carita tierna alzándole sus pequeños bracitos para que la cargue. Bárbara deja a Martín en la cama y carga a Joselyn y luego les da a ambos su biberón  y disfruta un buen rato con los chiquitos.

Casilda: Señora aquí tiene el café y los analgésicos.- le entrega una bandeja.
Bárbara: Gracias.- Se toma 2 analgésicos y bebe un poco de café.
En la puerta se ve una pequeña criatura asomada observando.
Bárbara: Mi Laión ven a darle un beso a tu madre. - el niño viene corriendo y abraza a Bárbara con un amor.
Laión: Te quiero mami.
Bárbara: Te amo mi bebe.
Casilda: Yo me llevare a estas 2 criaturas para darles un buen baño.
Bárbara: Gracias Casilda, te los encargo.
Casilda sale de la recamara con Joselyn y Martín en la carriola.
Laión: Mami, ¿Y papá?
Bárbara: Tu papi esta de viaje campeón
Laión: ¿Y cuando regresa?
Bárbara: Muy pronto chiquito, ¿Quieres dar un paseo en caballo?
Laión: Si. - dice con emoción.
Bárbara carga al pequeño y se dirigen al establo para montarse en Capricho. Ambos pasan toda la mañana cabalgo por la sabana, observando cada detalle del hermoso paisaje.