lunes, 5 de noviembre de 2012

CAPITULO 26. ALIANZAS PELIGROSAS.

Al otro dia Marisela, se encontraba en la puerta de la carcel esperando a Gonzalo, este al verla le causo mucha alegria, penso que nunca llegaria.

Gonzalo: ¡Marisela!, crei que no vendrias.
Marisela: Bueno, pues ya estoy aqui.
Gonzalo: Marisela, me entere que tuviste muchos problemas con Bárbara y Santos.
Marisela: Si tuve demasiados.
Gonzalo: Quiero proponerte algo que te puede interesar.
Marisela: ¿asi?, ¿ Y que sera?
Gonzalo: ¿Sabes quien es Augusto?
Marisela: Si, el que se robo el bebe de Bárbara.
Gonzalo: Pues como te parece que el es mi aliado, así que te propongo que te alíes a nosotros.
Marisela: ¿Y con que fin?
Gonzalo: Con sacar del camino a Bárbara, voy a ser mas especifico, Bárbara tiene que sufrir y tener una muerte dolorosa.
Marisela: Pero si Bárbara ha cambiado.
Gonzalo: Marisela por Dios, ella te quito el amor de tu vida, te maltrato, te hizo sufrir y ¡tu estas pensando en el bien de ella!, que ingenua eres.
Marisela ya se estaba enfureciendo, ese era el objetivo de Gonzalo, la necesitaba de su lado, por que así podrían actuar con cautela y mas rápido.
Gonzalo: Marisela, te propongo que te unas a nosotros y al final tu te quedaras con Santos, ¿Que dices?
Marisela estaba indecisa, pero todos los recuerdos la llenaron de ira y termino accediendo.
Marisela: Cuenten conmigo.
Gonzalo: Así me gusta.
Marisela: Pero ¿Que tengo que hacer?
Gonzalo: No se perfectamente, pero en San Fernando, Augusto te informara.
Bárbara se despierta, tiene la ilusión de que todo fuera un mal sueño, pero lastimosamente no es así  Bárbara se dirige en su caballo para la poza, quiere relajarse y reflexionar un poco. Allí se despoja de su ropa y entra al agua, el agua cristalina recorre su cuerpo, sus ojos reflejan tristeza. 

Después de un rato vuelve al miedo y se da un baño de agua caliente, como siempre la tina esta llena de espuma, esencias y pétalos de rosas, luego se viste y esta lista para comenzar de cero. Se escucha el llanto de un bebé, Bárbara se dirige al cuarto de Laión y le da su biberón.
Bárbara: Mi pequeño, tu y yo seremos muy felices sin tu padre, ya veras- Una lagrima rodó por su mejilla.
Santos no hace mas que beber, también le duele esta situación  pero no quiere darse cuenta de la verdad, así que consume sus penas en el alcohol.
Marisela llega con Gonzalo a San Fernando, donde ansioso los esta esperando Augusto, estos se dirigen a una gran casa rodeada por extensos jardines llenos de flores, ese lugar era muy bello.

Augusto: Marisela, me da mucho gusto que hayas decidido estar de nuestro lado.
Marisela: Me alegro, me decía Gonzalo que yo era fundamental, entonces ¿Para que soy buena?
Augusto: Necesito que te acerques bastante a Bárbara y me informes cada uno de sus movimientos, en poco tiempo actuare, pero necesito que no haya ninguna interferencia.
Marisela: Cuente con eso, yo estaré pendiente de Bárbara, pero no se le olvide informarme cuando vamos a actuar, necesito estar preparada.
Augusto: Me gusta tu actitud niña.
Marisela sonríe.

3 Meses Despues...
En estos pocos meses todo estuvo muy tranquilo para Bárbara, tuvo varios encuentros con Santos, pero este la miraba con indiferencia y desprecio, cada mirada lastimaba intensamente a Bárbara. Ese fin de semana eran las fiestas del pueblo, así que harían una fiesta en grande, Bárbara estaba muy animada, quería divertirse un poco. Augusto,Gonzalo y Marisela se estuvieron comunicando muy seguido, pero sin que nadie sospechara de su alianza. Un día antes de la fiesta, Bárbara se encontraba en la casa de Cecilia con Laión.

Bárbara: ¿Y vas asistir a la fiesta de mañana?
Cecilia: No me la perdería por nada, dicen que van a traer invitados especiales.
Bárbara: Oh eso suena interesante.
Cecilia: ¿Y tu vas a ir?
Bárbara: Por supuesto, quiero distraerme un rato.
Cecilia: ¿Nos vamos de compras?
Bárbara: ¿Y los niños?
Cecilia: No te preocupes, yo se que Casilda los cuidara muy bien.
Bárbara: Siendo así, esta bien.
Cecilia: Casilda, te dejo a cargo de los nenes, me los cuidas muy bien.
Casilda: Si señora Cecilia.
Bárbara y Cecilia se pasan toda la tarde de compras, escogiendo vestidos, zapatos, accesorios y algunas otras cosas, tambien pasaron por la peluquería, querían estar bien arregladas para la fiesta.
Santos y Antonio estaban en Altamira conversando.

Antonio: Santos, aun sigues pensando ¿Que ese hijo no es tuyo?
Santos: Antonio, ese niño no puede ser mio, pues Bárbara y yo no tuvimos intimidad durante varios meses.
Antonio: ¿Estas seguro?
Santos: Si.... espera, ¿Cuantos meses tiene Bárbara?
Antonio: 5 meses aproximadamente.
Santos recuerda perfectamente cuando estuvo con Bárbara en medio de la sábana y al hacer cálculos le dio exactamente 5 meses, Santos estaba en shock.
Antonio: Santos hermano, ¿Que te pasa?, ¿Por que te quedaste tan callado?
Santos no respondía nada, estaba traumado al darse cuenta que Bárbara no le mintió.
Antonio: Santos reacciona.
Santos: Antonio, ¡Antonio!, he cometido la peor brutalidad de mi vida.
Antonio: ¿Que pasa?
Santos: ¡Que el bebé que esta esperando Bárbara si es mio!
Antonio: Llevo 3 meses insistiendo te y no me hiciste caso.
Santos: ¿Y ahora que voy hacer?, la trate pésimamente.
Antonio: Lo primero que tienes que hacer es pedirle perdon, Santos esta ves la embarraste.
Santos: Ay Antonio, ahora si la perdí para siempre.

Bárbara volvió con Laiòn al miedo, le dio su biberón y lo puso a dormir. Bárbara se acosto, estaba muy cansada, ademas estaba muy tarde. Marisela se encontraba en San Fernando, asi que Bárbara solo estaba con sus peones y Laión. A eso de las 2 de la madrugada Santos llego al miedo y comenzó a gritar.
Santos: Bárbara, Bárbara sal.
Bárbara escucho sus gritos y se despertó exaltada, cuando se hiba a levantar Santos ya se encontraba dentro de su habitación.
Santos: Bárbara, por favor perdoname, se que me equivoque y esta vez te humille horriblemente.
Bárbara: Vete de mi hacienda desgraciado, no quiero oír ninguno de tus falsos perdones.
Santos: No son mentiras, estoy arrepentido, ahora se que ese bebe que estas esperando es mio.
Bárbara: ¿No crees que es muy tarde para darte cuenta?
Santos: Bárbara por Dios no me hagas esto.
Santos toma a Bárbara por la cintura y la arrastra hasta el.
Bárbara: ¡ Suéltame!, ¡Que me sueltes te digo!
Santos: No, tienes que escucharme, yo te amo, perdóname  perdóname  fue un imbécil por decirte tantas cosas que no son ciertas, yo se que tu me amas como yo a ti.
Bárbara: Cállate  y suéltame  tus palabras me secaron Santos Luzardo, yo no te amo, lo unico que siento por ti es repugnancia.
Santos: Eso no te lo creo.

Santos la besa, ella se deja llevar por unos segundos, luego se aleja de el y le pega una fuerte cachetada.
Bárbara: ¿Como te atreves?, Largate de aquí y ni se te ocurra volver a tocarme.
Santos: No me iré.
Bárbara: ¿A no?, ya veras que si.
Bárbara toma su revolver que esta junto a la mesa y le apunta a Santos.
Bárbara: Ahora si doctorcito, te vas de aquí o te saco a punta de tiros.
Santos: No te atreverías.
Bárbara: ¿No me atrevería?, no me retes que es peor.
Santos: Anda dispara.
Bárbara le dispara a un jarrón que esta justo al lado de Santos, este se asusta, ese era el objetivo de Bárbara, claro esta que no quería lastimarlo, pero no quería que le diera sus diarios sermones.
Bárbara: Lárgate  que esta vez el que recibe el tiro eres tu, sabes muy bien que tengo una gran puntería.
Santos se retira prácticamente obligado, ahora si pierde todas las esperanzas de recuperar a Bárbara.

Al otro día de noche, Bárbara se esta alistando, tenia puesto un vestido blanco muy bello, como siempre quería deslumbrar a todos en el pueblo. 
Bárbara se encontraba muy alegre en la fiesta, se estaba divirtiendo, Santos la miraba embelesado, quería acercarse a ella, pero con tan solo dedicarle un sonrisa, Bárbara lo miraba con desprecio y repugnancia. Después de un largo rato, Santos se fijo que habían 2 hombres muy extraños observando con cautela a Bárbara, de un momento a otro uno de los hombres saco una pistola de su saco y le apunto a Bárbara, Santos al ver esto le grito a Bárbara.
Santos: ¡BÁRBARA CUIDADO!
Santos se interpuso entre las balas y Bárbara, aquellos hombres salieron corriendo dejando a Santos con 4 tiros en el pecho. Bárbara se arrodilla al lado de Santos.
Bárbara: ¡SANTOS!, Santos mi vida, ¿Por que hiciste eso?

Muchas lagrimas rodaban por la mejillas de Bárbara, estaba completamente desesperada de ver ahí a Santos tirado desangrándose.
Bárbara: Por Dios ayúdenme por favor.
Bárbara gritaba y lloraba, estaba apunto de desmayarse, todo el pueblo observaba aquel suceso, quedaron atónitos con aquella escena, Antonio y los peones llevaron a Santos al consultorio de Arias.

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