sábado, 27 de octubre de 2012

CAPITULO 9. REGRESO EMOTIVO.


Bárbara y Santos regresan al Progreso. Cuando llegan al pueblo Bárbara se siente feliz de volver a pisar la tierra que más ha amado.
Bárbara: Nunca pensé volver sabes.
Santos: Pero aquí estas.
Bárbara: ¿Me acompañas a mandarle un telegrama a Luisana antes de ir para Altamira?
Santos: Si, vamos.
Cuando Bárbara y Santos pasan por el pueblo abrazados, todos los miran asombrados, primero de ver de nuevo a la doña por allí y segundo de verlos juntos. Después de enviar el telegrama, al cruzar por la iglesia se encuentran con Antonio.

Santos: Hola Antonio.
Antonio: Buenas Doña, Hola Santos.
Bárbara: Hola Antonio.
Santos: ¿Cómo está todo por aquí?
Antonio: Pues no muy bien, Marisela ya no es la misma.
Santos: ¿Cómo es eso?
Bárbara: Santos conversa con tu amigo mientras voy a comprar algo en aquella tienda.
Santos: Como quieras.
Bárbara le da un beso a Santos, lo cual hace sorprender a Antonio.
Antonio: Hermano, ¿Volviste con Bárbara?
Santos: Si, me di cuenta que la amo, pero no hablemos de esto luego te cuento, ¿Qué paso con Marisela?
Antonio: Desde que tú te fuiste no sale de Altamira y casi no habla, con la que si habla mucho es con Cecilia.
Bárbara regresa.
Bárbara: ¿Ya terminaron de hablar?
Antonio: Si doña, que tengan un buen día, Adiós.
Santos y Bárbara: Adiós.
Bárbara: Mi amor ¿Nos vamos?
Santos: Si claro.
Bárbara y Santos se van rumbo a Altamira, por el camino cruzan por la poza de los suspiros y ambos recuerdan todos los momentos que vivieron juntos. Al llegar a Altamira Cecilia se asombra al ver a Bárbara llegar con Santos, era obvio que no le agradaba su presencia.
Santos: Hola Tía.
Cecilia: Hola Santos, Buenos días Bárbara.
Bárbara: Buenas Cecilia.
Santos y Bárbara entran a la casa.
Santos: Bárbara mi amor, acomódate, iré a ver a Marisela.
Bárbara: Esta bien.
Santos le da un beso y sube hacia la habitación de Marisela. Cecilia y Bárbara se quedan solas, Bárbara se siente un poco incomoda por la mirada de Cecilia.
Cecilia: ¿Quiere algo de tomar?
Bárbara: No muchas gracias, Cecilia quisiera pedirle perdón si alguna vez la ofendí o la hice sentir muy mal ¿Podría perdonarme?
Cecilia: En verdad usted si me ha hecho mucho daño, pero la gente puede cambiar y todos se merecen otra oportunidad.
Bárbara: Muchas gracias Cecilia, pues estoy arrepentida de todo el daño que hice y decidí empezar una nueva vida.
Cecilia: Me alegra mucho por usted, perdonara que no la tutee pues aun no le tengo mucha confianza, pero con el tiempo ya vera como todo cambia.
Bárbara: Es muy cierto.
Cuando Santos entra a la habitación de Marisela, la ve sentada escribiendo una carta, Marisela aún se encuentra muy furiosa con Santos.
Santos: Hola, ¿Sigues enojada?
Marisela: ¿Pretendes que me alegre de todo esto?
Santos: Ya veo que estas de un genio.
Marisela: ¿Qué quieres?
Santos: Alguien vino a visitarte y quiere pedirte algo.
Marisela: así, ¿Quién?
Santos: Baja, ya verás.
Marisela: Ya voy.

Marisela se levanta con la intención de bajar, pero Santos la toma por el brazo.
Santos: Marisela, quiero pedirte perdón, ya sé que te hice mucho daño y me arrepiento, es verdad que amo a tu madre y no lo pienso ocultar más.
Marisela: Santos te perdono, sé que siempre la has amado, ya llegara el momento en que yo pueda ser feliz.
Santos: Gracias, yo sabía que eras buena mi niña.
Marisela le da un abrazo y ambos se dirigen a la sala. Al llegar Marisela se asombra enormemente al ver a Bárbara, también le molesta su presencia pues está decidida a reconquistar a su Santos.
Bárbara se encontraba despaldas, así que no se percató de la presencia de Marisela.
Marisela: Bárbara, ¡Que sorpresa!
Bárbara se voltea, no esperaba que Marisela bajara a saludarla.
Bárbara: Marisela, cuanto tiempo.
Marisela: Demasiado.
Bárbara: Marisela, quisiera conversar de algo muy importante contigo.
Marisela: Si, tenemos mucho de qué hablar.
Bárbara y Marisela se dirigen al jardín para así poder conversar con plácidamente.
Bárbara: Marisela, quiero comprarte La Barquereña.
Marisela: Siento mucho decepcionarla, pero no le puedo vender la Barquereña.
Bárbara: ¿Por qué?
Marisela: Porque yo me mudare a vivir allí.
Bárbara: ¿¡Cómo!? pero si a ti nunca te ha gustado ese lugar.
Marisela: Pues ahora que Santos y usted están juntos tengo que independizarme, así que decidí marcharme para mi hacienda.
Bárbara: Que bien.
La intención de Marisela era incomodar a Bárbara.
Marisela: Sabe una cosa doña, usted no se va a quedar con mi Santos, el solo la está utilizando, él nunca la ha amado, mejor váyase de aquí que nadie la quiere, ¡usted no entiende que estorba!, usted es una diabla sin entrañas y la odio.

En ese instante llego Santos, el creía que todo estaba bien, pero Bárbara se sentía muy humillada, así que sin más palabra se subió en uno de los caballos y se dirigió a la poza de los suspiro como alma que lleva el diablo.
Santos: Marisela ¿Qué paso?, ¿Por qué Bárbara salió así?
Marisela: No sé, ni me interesa.
Santos se sube a otro de los caballos y rápidamente trata de alcanzar a Bárbara.
Bárbara llega a la poza, se siente tan triste, está muy sensible, se pone a llorar inconsolablemente. Al rato llega Santos, el no alcanza a notar que Bárbara esta llorando.
Santos: Bárbara mi amor, ¿Te pasa algo?
Bárbara: No, no me pasa nada.
Con el solo hecho de que Bárbara hubiera hablado, Santos descubrió que ella estaba llorando, así que de inmediato se para al frente de ella y trata de ver que le pasa. Bárbara no deja que el vea su cara, no quiere que la vea llorar.

Santos: Bárbara mi vida, ¿Qué paso? ¿Por qué lloras?
Bárbara: No ha pasado nada.
Santos le quita las manos de su cara y la acaricia.
Santos: ¿Qué te hicieron mi amor?, ¿Fue Marisela verdad?, Mi vida no llores yo te amo.
Santos la besa con mucha ternura y trata de calmarla.
Bárbara: yo también te amo, júrame que nunca me vas a dejar sola.
Santos: Te lo juro mi vida, si yo no puedo vivir si tu no estas junto a mí.
Bárbara se calma y lo besa de nuevo, su amor hacia él es lo más puro y bello.
Bárbara: Santos creo que tendremos que quedarnos en Altamira, pues según Marisela ella se ira a vivir a la Barquereña.
Santos: Me encanta que vivamos en Altamira, pero ¿Por qué Marisela se iría a vivir allí?
Bárbara: Dice que quiere independizarse.
Santos: Mmm..., Bueno mi amor vamos a la hacienda.
Al otro día Santos le solicita el divorcio a Marisela, ella se niega, pero al final le toco firmar, este proceso se demoraba por lo menos 1 mes.

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